Intentamos que las cosas no nos afecten para no tener que responder a ellas. Nos anestesiamos, nos distraemos, minimizamos, aguantamos, fingimos, normalizamos, nos desensibilizamos. Porque si nos enfadamos, si algo nos duele, si nos sentimos humillados, menospreciadas, si sentimos frustración, rabia, miedo, amor… entonces nuestro cuerpo reacciona, nos pide una respuesta. A veces no queremos, pero otras veces no podemos responder a eso que sentimos. Porque no sabemos cómo, porque tememos las consecuencias, porque nos faltan herramientas, porque nos asusta lo que sentimos, etc. Así que nos trampeamos, haciéndonos creer que no nos afecta y así evitamos reaccionar y responder, con todo lo que eso conlleva para nosotros/as.

Podemos ser honestos/as y dejarnos un poquito en paz. Sentir lo que sintamos y después decidir (con conciencia) qué hacer o no hacer con eso.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

PUEDES CONTACTARME DESDE AQUÍ MISMO

1 + 4 =

×