La sobreprotección anula.

Anula las necesidades, los deseos, la espontaneidad, la creatividad…

La sobreprotección bloquea las emociones, genera impotencia, rabia y sentimientos de inutilidad.

La sobreprotección ahoga y limita el desarrollo de las propias capacidades.

Nos deja indefensas y desprotegidos ante el mundo, ante los demás, ante nosotros/as mismos/as.

El sobreprotegido es un abandonado en su necesidad.

La sobreprotegida es una invadida en su intimidad.

Deja de anularle/a, acompaña, respeta, hazte cargo de lo tuyo y contente.

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