Muchas veces lo veo en consulta, personas con una gran necesidad de amor, de sentirse queridas, de sentir que le importan a alguien –como queremos todo el mundo, como es natural- que tienen tanto miedo a ser rechazadas que terminan por rechazar ellas mismas el amor.

Su creencia es que nunca, nadie, las va a querer. Que se van a quedar solas. Que jamás encontrarán a ninguna persona que las ame. Parece una creencia terrible… y lo es. Pero estas creencias las protegen. Las defienden de un dolor asegurado (piensan), el sufrimiento del abandono, del rechazo.

Así que terminan por bloquear en ellas el amor, la necesidad de contacto amoroso, el deseo. Diciéndose cosas como: yo no necesito nada; el amor no sirve para nada; para mí lo importante es conseguir un buen trabajo;  tu a mí no me dejas, antes te dejo yo; que no me quieres, yo a ti menos.

Como siempre pasa con el miedo, están en un constante estado de alerta. Esperando ver las señales que les indiquen eso que creen firmemente: que al final las relaciones se acaban, que están con ellas porque aún no han encontrado a otra persona mejor, que al final se cansarán y se darán cuenta de que no tiene nada que ofrecer, etc. Y claro, quien busca, acaba encontrando. Cualquier detalle pequeño, cualquier despiste, cualquier conducta poco clara, estas personas la interpretarán como rechazo y peligro de abandono. Y es tal la angustia que les genera esto, que se van corriendo de la relación. Empiezan a no contestar llamadas, se vuelven más frías, cortantes, ponen distancia o directamente terminan con la relación.

Esto se hace de manera inconsciente, claro. Lo que estas personas están intentando desesperadamente es evitarse un sufrimiento mayor, evitar el rechazo y el abandono asegurados. Lo que no ven es el daño que provocan en las personas con las que están en relación y el sufrimiento al que se someten ellas mismas porque, una vez más… no han querido estar con ellas! Como siempre les pasa, como siempre les pasará (eso se dicen y se repiten).

Así que, vuelven a recurrir a esos pensamientos dañinos, pero protectores: yo no necesito nada; el amor no sirve para nada, no me importa; te jodes, antes de que me dejaras tú, te he dejado yo; eso de tener pareja no va conmigo, etc. Y así van perpetuando la idea de no ser queridas, para no sentirse vulnerables a ser abandonadas.

A costa de sentirse muy solas, ansiosas y tristes.

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