Que tu rol no sea tu cárcel.
Lo bueno de los roles es que vayan variando. Esto permite que podamos ir afrontando vivencias, experimentar lo que necesitamos y nos permite también adaptarnos y responder a un medio cambiante.
Cuidado con quedarnos pegadas y pegados a: ser la buena, el responsable, la madre, el hijo, la pequeña, la mayor, el líder, el pasota, la rebelde, la mediadora, el cuidador y cualquier rol en el que te veas enjaulado/a y no sientas la libertad de ser. Es decir, que pienses, sientas y actúes siempre en base a ese rol, sin poder hacerlo de otra manera.
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